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Es absurdo pretender colocar a un calígrafo por encima de los demás. En este tipo de clasificaciones nunca comparas peras con peras, ya que se revisan trabajos distintos en épocas y estilos distintos. Sin embargo, navegando por internet sí hay un amplio consenso en considerar a Wang Xizhi el mejor calígrafo chino de todos los tiempos. Sin perjuicio del resto, vamos a dedicarle este artículo. En paralelo, nos comprometemos a trabajar en un listado de grandes calígrafos que vamos a ir añadiendo al blog.

¿Qué significa ser el mejor calígrafo chino?

Ser el mejor calígrafo chino no es ni de lejos parecido a ser el mejor calígrafo en el mundo occidental. La caligrafía en China, especialmente en esa época, significaba mucho más que saber escribir bien. Era la forma más refinada de arte conocida.

A través de la escritura se podía saber todo de una persona. De hecho, durante la dinastía Tang, cómo sujetar el pincel venía determinado por la clase social. Es en este contexto cuando la figura de Wang Xizhi se muestra como un referente y un modelo a imitar. Al contrario de lo que ocurre en muchas ocasiones, Wang Xizhi tuvo la suerte de disfrutar de esa reputación y reconocimiento en vida.

En occidente hay expresiones que hacen referencia a que “uno es lo que come”, o a que la identadad propia se forja por las compañías: “dime con quién andas y te diré quién eres”. En China, se podría decir que la caligrafía es lo que define esa identidad. Si nos permites la licencia, «déjame ver tu caligrafía y te diré quién eres». Personalidad, carácter, belleza… todo lo define el trazo.

¿Quién fue Wang Xizhi?

Wang Xizhi (303-361) fue un calígrafo chino y ministro de la dinastía Jin Oriental. Hijo de Wang Kuang de Danyang, era conocido como el «Sabio de la Caligrafía». Nació en una familia reputada, con una larga tradición en la escritura. De los cien calígrafos más conocidos de la dinastía Jin, al menos veinte venían de su mismo clan familiar. Empezó sirviendo como oficial pero pronto se dio cuenta de que esa vida no era para él. Al venir de familia acomodada y no tener necesidad de ganar dinero, pasaba horas practicando lo que era su mayor afición: la caligrafía. Tal fue su afán, que llegó a crear su propio estilo y cambió la escritura china hasta la actualidad. Este estilo, a caballo entre la escritura corriente y el estilo de hierba se conoce con el nombre de semi-cursiva.
CRIANDO GANSOS

Wang Xizhi es recordado por uno de sus pasatiempos: la cría de gansos. Se dice que su movimiento de muñeca al escribir lo aprendió observando cómo los gansos movían sus cuellos.

¿Cómo era Wang Xi Zhi?

No hay mejor manera de acercarnos a la personalidad de Wang Xizhi que a través de una de sus anécdotas.

El mejor pretendiente sin pretenderlo.

Xi Jian, que tenía una hija soltera de 28 años con muy buena presencia, se enteró de que el primer ministro Wang Gui, funcionario de la misma corte, tenía muchos hijos, todos ellos con talento y buen aspecto. Un día después de la reunión de la mañana, Xi Jian le contó al primer ministro Wang Gui su idea de encontrar un yerno. El Primer Ministro dijo: «Bueno, tengo muchos hijos en mi familia. Te dejaré elegirlo en casa, y estaré de acuerdo con quien tú elijas».

Xi Jian ordenó entonces que llevaran un regalo a la casa del primer ministro Wang. Cuando los hijos de la familia se enteraron de que el Xi Jian había enviado a alguien a buscar marido para su hija, todos se vistieron con elegancia y salieron a su encuentro. Todos, menos uno. El ama de llaves de Xi Jian preguntó que dónde estaba el hijo que faltaba y ayudado por el servicio de la casa fueron a buscarlo. Dieron con él en el estudio del patio oriental.

Allí estaba Wang Xizhi, tumbado en la cama y recostado contra la pared del dormitorio. Cuando el ama de llaves volvió a la casa, le dijo al Xi Jian: «Hay más de veinte jóvenes en la casa del primer ministro Wang. Cuando se enteraron de que Xi Jian buscaba pareja para su hija, todos se pelearon para ser los primeros. Todos… menos un joven que encontramos en el dormitorio que da al patio oriental. Estaba tumbado en la cama, como si no pasara nada.»

Xi Jian dijo: «Este es el tipo de hombre que quiero para mi hija. Vamos, llévame a verlo». Cuando Xi Jian llegó a la residencia del primer ministro Wang, vio que este hombre, Wang Xizhi, era abierto y elegante, con talento y belleza. Así que sin más, lo eligió como su yerno. Así es como llegó a ser conocido como «el yerno rápido de la cama oriental».

E

El emperador Taizong y su obsesión por el Lantingji Xu.

Quizás el mayor admirador de la historia de Wang Xizhi fue el emperador Taizong de la dinastía Tang, que se enamoró de una obra en particular: el Lantingji Xu 蘭亭集序 o “Prefacio a la Colección del Pabellón de las Orquídeas”.

Cuenta la leyenda que la copia original de esta obra pasó en secreto de generación en generación en la familia Wang hasta que el monje Zhiyong, al morir sin heredero, la dejó al cuidado de uno de sus discípulos.

El emperador Taizong envió emisarios hasta en tres ocasiones para recuperar el texto. Sin embargo, sus enviados fueron incapaces de localizarlo y volvieron a casa con las manos vacías. Biancai, que así se llamaba el discípulo al que se le confió el Lantingji Xu, negó siempre su existencia. Pero a pesar de las continuas evasivas, el emperador Taizong no desistió en su afán por recuperarlo.

Fue en uno de esos intentos en los que el emperador decidió mandar a su censor, Xiao Yi disfrazado de sabio errante a conocer a Biancai. Tras hacerse con su confianza, este le reveló el secreto mejor guardado y en cuanto le mostró el Prefacio del Pabellón de las Orquídeas se lo arrebató para entregárselo a su emperador.

Taizong, encantado con la belleza de la obra de Wang Xizhi, ordenó que se hicieran decenas de copias y grabados y pidió expresamente que a su muerte le enterrasen con su más preciado tesoro.

El prefacio del Pabellón de las Orquídeas y el hecho de que el emperador se lo llevase a su propia tumba hizo que la fama de Wang Xizhi cogiera una dimensión inigualable que perdura hasta nuestros tiempos.

EMPERADOR TAIZONG

Calígrafos famosos de la talla de Ouyang Xun, Yu Shinan y Chu Suiliang recibieron la orden directa del emperador de hacer copias de Lantingji Xu y entregarlas a sus familiares y amigos.

¿Es Lantingji Xu 《兰亭序》el mejor 行书 [xíng shū] ?

Cuando se habla de Wang Xizhi, lo primero que viene a la cabeza es su Lantingji Xu. Es una obra de caligrafía china de sólo 324 caracteres que es considerada por muchos como el mejor 行书 [xíng shū] (estilo corriente) del mundo. Pero, ¿cuál es el secreto de esta obra? ¿Por qué ha pasado como ejemplo de belleza de generación en generación?

Identificamos tres motivos:

UNO

Lantingji Xu es una hermosa pieza en prosa, que invita a la reflexión en el uso de las palabras, que será sentida de manera diferente por cada lector. La forma en que está escrito, de lo cercano a lo lejano, muestra la maestría de Wang Xizhi en la escritura.

DOS

La pincelada de Lantingji Xu es también uno de los principales puntos de estudio para las generaciones futuras de caligrafía china. En primer lugar, en los trazos de inicio y cierre se utilizan mayoritariamente trazos con el frente expuesto. Podemos fijarnos en los caracteres sueltos que aparecen en él, caracterizados por un trazo delgado al inicio, que parece hacerse eco del carácter anterior. Además, Lantingji Xu es variada en sus trazos horizontales, verticales y oblicuos, que no se repiten de la misma forma, sino que cambian según la estructura de cada carácter, lo que le da una estética única.

TRES

¨人书合一¨, se traduce como «obra y humano en uno». Una obra de caligrafía china no se escribe por escribir, sino que está llena del estado de ánimo del escritor. La improvisación de Wang Xizhi no sólo da cuenta del contexto en el que escribía, sino también del escenario que le rodea, que toca, y finalmente expresa sus emociones interiores. Las palabras siguen los sentimientos, desde el relajado comienzo hasta el preocupado final. Y es que, en definitiva, la caligrafía china no es una forma superficial de describir una cosa simplemente, sino más bien un lenguaje, el lenguaje del autor.

 

“El Pabellón de Orquídeas” (traducción del Lantingji Xu):

En el noveno año del reinado de Yungho [A.D. 353] a principios de la primavera nos reunimos en el Pabellón de Orquídeas en Shanyin de Kweich’i para el Festival del Agua, para lavar los malos espíritus.

Aquí están reunidos todos los personajes ilustres y reunidos tanto los viejos como los jóvenes. Hay montañas altas y picos majestuosos, árboles con follaje espeso y bambúes altos. Aquí también hay arroyos claros y rápidos borboteantes, llamando la atención desde la derecha y la izquierda.

Nos agrupamos en orden, sentados a la orilla del agua y bebiendo en sucesión de una copa que flota en el arroyo curvo; y aunque no hay música de cuerdas ni de instrumentos de viento de madera, aunque alternando el canto y la bebida, estamos bien dispuestos a disfrutar plenamente de una conversación tranquila e íntima.

Hoy el cielo está despejado, el aire es fresco y la brisa es suave. Verdaderamente placentero es sentarse a contemplar el inmenso universo de arriba y la miríada de cosas de abajo, recorriendo todo el paisaje con la mirada y dejando vagar a nuestro antojo los sentimientos, agotando así los placeres de la vista y del oído.

Ahora bien, cuando la gente se reúne para conjeturar la vida misma, algunos se sientan y hablan y desahogan sus pensamientos en la intimidad de una habitación, y otros, vencidos por un sentimiento, se elevan hacia un mundo más allá de las realidades corporales.

Aunque seleccionamos nuestros placeres de acuerdo con nuestras inclinaciones, algunos ruidosos y ruidosos, y otros tranquilos y sosegados, sin embargo, cuando hemos encontrado lo que nos agrada, todos estamos felices y contentos, hasta el punto de olvidar que estamos envejeciendo. Y entonces, cuando la saciedad sigue a la satisfacción, y con el cambio de las circunstancias cambian también nuestros caprichos y deseos, surge entonces un sentimiento de arrepentimiento punzante.

En un abrir y cerrar de ojos, los objetos de nuestros placeres anteriores se han convertido en cosas del pasado, que aún nos imponen estados de ánimo de memoria arrepentida. Además, aunque nuestras vidas sean largas o cortas, eventualmente todos terminamos en la nada. «Grandes en verdad son la vida y la muerte», decían los antiguos. ¡Ay! ¡Qué tristeza!

¿Dónde está el Latingji Xu original?

Hay quien dice que el Lantingji Xu podría haber sido sustraído de la tumba del emperador Taizong y aún confía en que algún día salga a la luz el ejemplar original. Estaremos atentos.

Lanting